Introducción
Leer es un proceso tan amplio y
variado como vivir. La clave para fortalecer el comportamiento lector es
comprender que la palabra escrita es una herramienta para entender la vida en
su totalidad. No importa si a una persona le interesa la biología, el deporte,
la música, la matemática, el cine, la televisión, la filosofía, la literatura o
la gastronomía.
Cualquier interés o pasión que un
ser humano tenga en la vida afecta su manera de pensar, de sentir e interactuar
con el mundo que le rodea. Conectar las ideas y emociones individuales con las
de otras y otros, con la sociedad, con la historia o con la política, requiere
de un lenguaje que permita organizar la información y el conocimiento que se
obtienen de la realidad experimentada y de la gente con la que se comparten
estos contextos.
La lectura es la forma más
potente de adquirir herramientas para ordenar y comprender el universo, las relaciones
entre las personas y los infinitos acontecimientos presentes en cualquier
existencia humana. Al leer de forma constante, ya sea una novela de detectives,
una biografía o una historia sobre el desarrollo de los automóviles, la persona
lectora aprende a pensar. Es mucho más sencillo intervenir en la realidad y
transformarla si se tiene la capacidad de entender las propias ideas y los
propios sentimientos. Cada persona debe encontrar la manera de utilizar y
modificar el lenguaje que obtiene de la lectura en base a sus experiencias.
Acompañar, mediar el proceso de lectura,
dividido en tres momentos, antes, durante y después del encuentro con el texto,
exige que el mediador/a nunca olvide que cada lector/a ha tenido que vivir de
forma distinta, y cada una de estas formas es irrepetible. Es necesario que las
mediadoras/es sepan escuchar a la gente con la que trabajan, y jamás pretendan
imponer una única visión sobre cómo acceder a la palabra escrita y a la
lectura.
La mediación lectora es un
diálogo, un intercambio de ideas, conceptos y vivencias entre iguales. El
encuentro de los mediadores/ as con las lectoras y los lectores debe surgir de
un mutuo interés en aprender de la otra persona. Los textos literarios,
científicos, filosóficos informativos o de cualquier otra índole pueden
abordarse desde múltiples perspectivas. No existe nada en el universo que no
esté conectado. Los avances y las transformaciones en el campo de la astronomía
o de la informática afectan los problemas de la filosofía, la formas de hacer
películas o de escribir literatura, la actitud de las personas ante la
religión, las relaciones familiares y de pareja.
Interesarse en los hábitos, las
preocupaciones cotidianas, los pasatiempos e incluso las posiciones políticas y
espirituales de las lectoras/res abre diversos caminos para llegar al material
de lectura. La disposición a escuchar la variedad de opiniones y de visiones
que trae cada nuevo grupo hará que el trabajo del mediador/a logre efectos más
contundentes, y probablemente permanentes. El acercamiento y el vínculo entre
un texto y un lector/a tiene que partir de casos específicos, no de marcos
teóricos abstractos ni de generalizaciones. Esta guía pone a disposición de
futuros mediadores/as diferentes métodos para que los lectores/as fortalezcan y
desarrollen su comportamiento lector a partir de sus realidades específicas. La
guía está dividida en tres capítulos principales, correspondientes a los
momentos de lectura anteriormente mencionados (antes, durante y después de la
lectura).
Continúe leyendo o descargue esta guía de mediación lectora
desde el siguiente link:
https://educacion.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2019/08/Guia-de-mediacion-Juan-Garcia.pdf
Puedes leer y descargar el texto digital Cuentos que me
contó Juan García en el siguiente link:
https://educacion.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2019/08/Cuentos-Juan-Garcia.pdf