El 9 de octubre es el día más importante en la historia de
Guayaquil, con el cual se sella la gesta independentista en el territorio que
hoy conocemos como Ecuador.
La revolución del 9 de octubre de 1820 tiene sus
antecedentes a partir de 1814 cuando -luego de haber permanecido durante varios
años en México, Europa y los Estados Unidos- José de Antepara, José Joaquín
Olmedo y José de Villamil -unos antes y otros después- llegaron a Guayaquil
para dedicarse con entusiasmo y fervor a hacer conocer a los guayaquileños los
nuevos conceptos políticos y las nuevas formas de gobierno que debían regir los
destinos de los pueblos libres.
Estos tres patriotas no hablaron de cambiar autoridades como
lo había hecho la revolución quiteña del 10 de agosto de 1809, ellos se
expresaron en términos de independencia, de democracia y de República,
haciendo conciencia en todos los ciudadanos de que era necesario realizar
cambios sustanciales en las estructuras políticas y sociales de los pueblos de
la América española.
El 1 de Octubre de 1820, por la mañana, los próceres José de
Villamil y Joly con José de Antepara, tras visitar a los esposos Morlás,
acuerdan efectuar un baile. La sugerencia provino de la joven Isabel Morlás, el
motivo: el nombramiento de Villamil como procurador general. El baile se
celebró en la casa del prócer José de Villamil y de su esposa Ana de Garaycoa y
Llaguno, quien participó activamente en su organización. Esta celebración era
una forma de distraer la atención para que los patriotas se puedan reunir en
secreto y planificar la revolución para declarar la Independencia de la corona
española.
El 3 de Octubre, un grupo de militares y civiles
comprometidos con el proceso libertario llegaron a la casa de José Joaquín de
Olmedo para proponerle que fuera el líder del movimiento independentista.
Olmedo se niega porque considera que la Revolución es de todos, es del Pueblo
de Guayaquil. Entonces, decidieron consultar y buscaron alternativas entre el
coronel Jacinto de Bejarano, Don José Carbo y Unzueta y el capitán Rafael de la
Cruz Ximena. Ellos, sin embargo, coincidieron con la opinión de Olmedo y
resolvieron, finalmente, todos actuar en nombre de la Patria.
Denuncian que se está fraguando la Revolución de Octubre. En
conocimiento de lo que estaba ocurriendo en la ciudad, el párroco español
Francisco de Querejasú denuncia desde el púlpito de la iglesia de San
Francisco, que se está preparando un levantamiento contra la corona española,
provocando la alerta general entre las autoridades.
La ciudad es sitiada por las tropas españolas, reforzadas
con personal proveniente de Quito y Lima. Todos los Batallones realistas están
en alerta. Mil ciento cincuenta soldados patrullan Guayaquil por tierra. Por el
río, junto a la Calle de la Orilla (actual avenida Malecón Simón Bolívar),
aprovechando la marea alta, 7 lanchas cañoneras tripuladas por 350 efectivos,
vigilan la ciudad.
En la casa de José de Villamil los patriotas resolvieron adelantar
las acciones esa misma noche, en aras de no truncar la libertad. El capitán
venezolano León de Febres Cordero y sus tropas, a las ocho de la noche del 8 de
octubre, se tomaron militarmente el Cuartel de la Brigada de Artillería
Española, que contaba con 200 efectivos.
El capitán venezolano León de Febres Cordero y sus tropas se
tomaron militarmente el Batallón Granaderos de Reserva, que contaba con 600
soldados y estaba acantonado parcialmente en el emplazamiento donde ahora se
levanta el edificio Valra, en la avenida Malecón Simón Bolívar y calle 10 de
Agosto. Participan en la acción el entonces soldado voluntario Abdón Calderón
Garaycoa y el militar peruano Gregorio de Escobedo. El resto del Batallón se
alojaba en la parte sur de la Casa Consistorial, situada en los terrenos del
actual Palacio Municipal.
El 9 de octubre, el teniente peruano cacique Hilario Álvarez
al mando de sus tropas apresa al comandante español Benito García del Barrio en
su residencia, quien era la máxima autoridad del cuartel español del Batallón
de Caballería Daule.
Al tomarse esta instalación, cayó también el Fuerte Militar
San Carlos ubicado al frente del Batallón. A la par, más destacamentos fueron
tomados.
A las 5 de la madrugada, desde el balcón de su casa, José de
Villamil acompañado del prócer León de Febres Cordero y del pueblo de Guayaquil
que se dio cita en el lugar, observaron regocijados la Aurora Gloriosa de la
Libertad.
A las 10 de mañana, José Joaquín de Olmedo junto a los
patriotas firma el Acta de la Independencia de Guayaquil. En esta primera
sesión acordaron “declarar la Independencia, por el voto general del pueblo”,
como se lee textualmente en el Acta de Independencia que se redacta en ese
mismo momento y es firmada por José Joaquín de Olmedo. Este documento es fiel
testimonio de que Guayaquil es libre e independiente por el esfuerzo y el
patriotismo de sus hijos, representados magistralmente por los próceres de la
Revolución.
Conquistada la libertad el 9 de Octubre de 1820, José
Joaquín de Olmedo, presidente del Gobierno Provisorio de Guayaquil, envió al
día siguiente tres comisiones para difundir la buena nueva de la Independencia.
El prócer Diego Noboa fue comisionado para difundir la noticia de la libertad a
los pueblos de Manabí y al resto de la Provincia Libre de Guayaquil.
Tomado de:
https://www.metroecuador.com.ec/ec/noticias/2019/10/09/9-de-octubre-asi-se-firmo-el-acta-de-independencia-de-guayaquil.html